lunes, 6 de abril de 2015

Espero que ardas

Espero que ardas

Espero que ardas desde adentro,
Espero que te confundas con el magma, que rebeles el volcán que llevas dentro que incendies tus palabras, que se queme tu aliento,  que respires el humo negro denso que vas dejando a tu paso, que no veas ni tus manos a menos de medio metro.

Espero que nada te apague, que evapores el agua y hagas burbujas del hielo, que te mantengas con vida aún sin tener aire, que sigas ardiendo manteniendo esa llama azul emanando de tu cuerpo, que tus manos sigan transmitiendo vida y sean mortales al mismo tiempo.

Espero que mantengas tu temperatura que ni el cero absoluto pueda acabarte, que la combustión sea natural y constante, que ardas como el infierno, que tus emociones sean más violentas que el mismo fuego.

Espero que seas consciente de tu propio calor, que conozcas las consecuencias  y las necesidades que implica su existencia para que puedas controlarlo a voluntad y dejes de calcinar todo tu sendero para que puedas así diferenciar el principio del final.  

Espero que conozcas el camino que sepas cruzarlo y llegar a tu destino, que dejes de andar en círculos sin iniciar tu partida, que ésa odisea no te acabe, que no olvides esa pasión que te reviste porque es tu parte más consciente y la brújula que te dirige.

Espero que cuando llegues no sientas que fue en vano, que todos los bosques quemados convertidos en ceniza realmente significaron más que ‘‘solo algo’’  que las islas creadas cuando  dejaste de ser magma, crearon vida nacieron plantas que resistieron los golpes del agua salada.

Espero que sigas ardiendo desde el fondo de tu ser, que no importe el correr del tiempo sea cíclico o lineal, espero con sinceridad no se logre apagar nunca, aunque sé que ése siempre fue tu deseo inicial, tu gran pasividad amante de la inocuidad de quedarte a reposar en las profundidades de tu volcán. 

Nunca quise despertarte, solo le hice caso a tu destino el cual me dijo cual era tu verdadero camino sin medir los efectos, de soltar a aquella bestia salvaje en un mundo disparatado pues tal acto llega a tomar pleno sentido.

lunes, 23 de febrero de 2015

Porque

Porque sonrío cada vez que te leo.
Porque me siento bien escribiéndote.
Porque una mueca fue la bisagra que me dejó hablarte.
Porque eres  una de las razones por las cuales no tomé en serio algo que en algún momento debió serlo.
Porque me río molestándote y me río cuándo me molestas.
Porque desde siempre hubo un gusto hacía ti -y una permisión amical muy jocosa de poder besarte-.
Porque en realidad  empecé a hablarte cuándo vi que estabas desligada sentimentalmente.
Porque me da cierto temor salir contigo y que terminemos en más que un beso.
Porque ya no quiero empezar por finales ni intermedios relativamente huecos.
Porque no sé si te gusto o te llamó tan siquiera la atención.
Porque me fascina leerte de madrugada.
Porque gracias a ti olvidé cuántos años tenía cuando me titulé.
Porque no sé que pasará cuándo dejes de responder o hablemos no más de 3 líneas.
Porque no sé como pasamos de un apodo a otro -sin caer en un meloso romanticismo-.

martes, 27 de enero de 2015

martes, 6 de enero de 2015

¿Qué te puede gustar de mí?

Qué te puede gustar de mí si sólo te hago reír.
Qué te puede gustar de mí si lo único estable es mi inestabilidad.
Qué te puede gustar de mí si prefiero cobrar cómo trabajador independiente que en planilla.
Qué te puede gustar de mi si confió más en mi capacidad de ahorro que en los rendimientos de una AFP.
Qué te puede gustar de mí si mis besos no siempre son perfectos.
Qué te puede gustar de mi si lo mejor que he sentido ha sido tu aliento.
Qué te puede gustar de mí si mis temas de conversación nunca son tan profundos.
Qué te puede gustar de mí si mi sinceridad suele darse en caída libre.
Qué te puede gustar de mí si mis ojos no siempre son verdes.
Qué te puede gustar de mí si siempre llego 20 minutos tarde.
Qué te puede gustar de mí si mis dientes no son perfectos.
Qué te puede gustar de mí si tengo un estómago prominente.
Qué te puede gustar de mí si a veces ronco en las noches.
Qué te puede gustar de mí si tengo prejuicios tontos contra los que lucho día a día.
Qué te puede gustar de mí si mi orden es considerado desorden.
y por último que te puede gustar de mí si a mí sólo me gustas tú.